foto y texto de Adrian Bernal
Tegucigalpa es alambre. Y farolas como cementerios de cables que atraviesan las calles y dibujan en el aire una ciudad posible solo para las palomas y los zopilotes. Abajo, en el asfalto, gobiernan las lunas polarizadas y hay una pistola en cada puerta; caminar es un acto político, de resistencia, de lucha de clases. El espacio público abandona las aceras y los parques y se ubica en ninguna parte, en enormes moles reivindicados por ricos y pobres. De vuelta a casa el alambre delimita lo privado, lo seguro, la cárcel. Tegucigalpa es alambre.
Adrian Bernal @anarco_funk
