domingo, 10 de febrero de 2013

Guatemala y Antigua: impresiones sobre parecidos y diferencias

Aún son primeras impresiones de un artículo que se irá perfilando. Después de seis meses en estas tierras me sigue chocando la gran diferencia que existe entre la que fue y la que es capital. De Santiago de los Caballeros, ahora conocida por La Antigua, a Nueva Guatemala de la Asunción.



Calles de Antigua y de la Capital.

She was at least 60, having breakfast in the same hostel where I was staying. Everyone spoke in English. The room of the hostel could have been in 19th century Paris. Small, clean, coulourful, light yet dark. We were not in Paris, not even in UK. Why was everyone speaking in English? 

Guatemala, especialmente la ciudad de Antigua acoge a multitud de turistas, de esos a quienes no les gusta ser considerados turistas. Un conjunto de pseudohippies que pasan la noche por 6 euros y desayunan actualizando su iphone. Recorren el país sin tocarlo, de camioneta privada en camioneta privada, siguiendo la estela de la loney planet.  

Estas palabras recogen un conjunto de contradicciones, en muchas ocasiones yo me encuentro en la piel de dichos turistas.

desayuno en el Hostal, 6 euros la noche, la gran mayoría amanece twitteando aventuras.

Antigua me genera calma. Puede ser esa idea de seguridad que angustia a unos y a otros en Guate. Idea que pronto se convertirá en una barrera o limite. Intentando analizar la causa de la calma miro a mi alrededor. La sensación de seguridad es visible, la limpieza de las calles, la falta de cables colgando entre edificios, la uniformidad, la exquisita combinación entre vegetación y casas, la ligereza del tráfico obligado a recorrer adoquines, la altura de las fachadas y su relación con el ancho de calles y aceras.

La lista sigue. El carácter turístico de Antigua es clave: el tipo de comercios bohemios (que parecen haber invadido también Malasaña en Madrid), ese toque orgánico, ecofriendly, comeflores que atrae a los turistas mientras aleja a los locales espantados por los precios. Acepto contradicción, prefiero estar tomando ese té a un pescaito frito en una cantina. 

turistas paseando de noche por Antigua, hecho inaudito en el Centro Histórico de la Capital.

Antigua invita al sosiego. La capital no. Casi de un modo antagónico ambas comparten opuestos: ruido-silencio, suciedad-limpieza, carro-peatón.

Zona 1 de la Capital, de no ser por los cables, semáforos, estado de la calzada y la persona que recoge monedas en la cabina podría ser La Antigua. El edificio es de los más antiguos de la capital.

La pregunta sigue: ¿cómo puede un país permitir dichos contrastes?. Toco de nuevo esas barreras y limites que dibujan la linea del desarrollo: los contrastes. No es el tema de este texto.

¿Existen valores o cualidades urbanas universales que hacen que en un lugar cualquier individuo esté tranquilo/a? El choque entre Guatemala y Antigua es feroz. 


Urbanización a las afueras de la Capital en la que puedes llegar a creer que el mundo es seguro a este lado de la valla.

En la Capital, la burbuja de la seguridad (de los y las pudientes) se sitúa a escala de condominio, bloques de vivienda cercados y con acceso a través de una garita, y el mall (centro comercial). Dichas burbujas tienen una barrera física imponente: los muros con sus alambradas en el ámbito doméstico y los guardianes de los centros comerciales que filtran en la puerta a ladinos de indígenas. Todo por la seguridad de unos. 

Mall venido a menos en la Zona 4 capitalina, en este sí tienen acceso las personas de apariencia indígena, cuánto más selecto es el centro comercial mayor es el filtro.

En los últimos dos años han aparecido nuevas burbujas de seguridad, sus límites son más difusos al tratarse de espacios públicos. Son aquellas calles, avenidas y parques donde cualquiera puede pasear. Está en boca de todos cómo se están recuperando espacios públicos: el Centro Histórico a través de los proyectos de Urbanística, un Taller perteneciente a la Municipalidad. El ambicioso proyecto avanza. Se ha pasado de la inexistencia a la existencia de espacio público: el salto es abisal. En la práctica estos espacios se reducen a una avenida, la Sexta y aledaños y un parque, el Cerrito del Carmen. Se abren algunos debates: ¿la recuperación de dichos espacios expulsará a los actuales moradores?, ¿la especulación se adueñará del proyecto urbano?. Por ahora, esa avenida para quien se crió en el espacio público accesible de una ciudad como Madrid, se queda pequeña. Defiendo el proyecto, sin embargo, estoy envuelta en las contradicciones de quien establece unos principio urbanos sociales, y que cuando visita un espacio burbuja como el de La Antigua siente más sosiego frente a aquello que defiende.

Sexta Avenida de la Capital un día de diario: artistas, clowns, espectadores se cruzan con viandantes que prefieren caminar por la Sexta antes que por las avenidas paralelas.

 En estos seis meses he hecho varios ejercicios: caminar por calles más allá de la barrera de la seguridad, la 9ª Avenida buscando con mi paseo invitar a otros transeúntes, con aspecto extranjero. Normalizar mi paso por aquellos espacios inseguros. La Avenida no es peatonal, dos carriles, tráfico intenso, aceras de 70 cm, personas que te miran cuando caminas. La segunda vez que alguien me agarró la muñeca pidiéndome sin amabilidad dólares desistí. Son sólo dos manzanas, entre la 16 y la 17 calle. Ves el destino, la parada del transmetro, no he vuelto a pasar por ahí. Caigo en las contradicciones, quiero que desaparezca la inseguridad pero no con mi paso, quizá con mis palabras.

Calle Capitalina de las que es mejor no caminar, los ventanas del coche están subidas, los pestillos bajados.

Serán pasos hacia la conquista del espacio público. Pasos que no deberían expulsar a quien ahora habita el Centro Histórico. La belleza de la Sexta es que los domingos la pasean todo tipo de personas, quizá los únicos que se excluyan viajen en helicóptero para hacer la compra.

La burbuja de Antigua es mayor, y más difusa, es un Centro Histórico invadido por la sensación de sosiego y seguridad. Un gran número de manzanas, calles y avenidas. Es guarida de poder y por tanto espejo de cuidados. Es ciudad del turismo, la mayor industria del país, es centro de estudio de aprendices de castellano y universitarios guatemaltecos que la habitan temporalmente. Los pueblecitos colindantes reflejan el otro choque: lo urbano frente a lo rural. Las personas que trabajan dando servicio a la ciudad turística. Las mujeres que limpiaban el hostal. 

Si tuviera que llegar a una conclusión, a pesar de choques, diferencias, contradicciones y principios urbanos sociales, puedo afirmar tras unos meses en la capital que conozco (que se reduce prácticamente al Centro Histórico), que cuando paseo por Antigua, burbuja que no defendería sobre el papel, siento calma.