Algunos lo llaman Pedro, o el flaco, o Joaquín, en realidad cada día te regala un nombre y reinventa su trabajo. De alguna manera destruye tanto como protege el patrimonio. Hoy por casualidad su depósito estaba abierto. Una fachada a punto de caerse esconde todo lo que llega al depósito, algunas cosas se reintegran en otras obras, otras se venden, pero casi todas pasan por aquí a merced de lluvias. El primer paso para cuidar el patrimonio es tomar conciencia de su existencia, nuestro guardián, ya dio ese paso. Los siguientes implican guardianes con más plata, y el trabajo de muchos.